El ministro Edgar Montaño, fiel a su estilo característico de bailador y figura activa en redes sociales, ya vive el Carnaval 2025 con entusiasmo. Sin embargo, esta actitud festiva plantea una pregunta clave: ¿dónde queda el compromiso con las funciones ministeriales?
En un contexto donde la población espera
respuestas concretas a los desafíos del país, resulta inevitable preguntarse si
la gestión pública puede equilibrarse con la exposición mediática. La
responsabilidad de un funcionario no solo radica en estar presente en redes
sociales, sino en garantizar que su trabajo impacte positivamente en la
ciudadanía.
El Carnaval es parte de la identidad cultural,
pero la administración pública requiere constancia y seriedad. ¿Es posible
encontrar un punto medio entre ambas facetas sin que una opaque a la otra?
//ecs. Encuentro Alternativo
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